LOS PROCESOS DE PARTICIPACIÓN EN LOS NUEVOS MODELO DE ATENCIÓN A PERSONAS EN SITUACIÓN DE DEPENDENCIA DE LA COMUNIDAD VALENCIANA
En la actualidad nos encontramos en varios procesos de reflexión sobre cómo queremos que sea el nuevo modelo de atención a personas dependientes en la Comunidad Valenciana. Se han puesto en marcha, por parte de la Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas, las primeras reuniones para abordar las principales áreas de mejora existentes en el sector de atención a personas mayores, al mismo tiempo se están concretando las propuestas que se aportaron por el sector de atención en salud mental durante los encuentros mantenidos durante el pasado año y, por último, se está haciendo una propuesta por parte de la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública para implantar un nuevo modelo de atención farmacéutica en centros sociosanitarios.
Podríamos sacar varias conclusiones de estos procesos. En primer lugar, en todos ellos se ha llamado a participar de una u otra manera a las entidades que forman parte de cada sector lo que, sin duda, es un punto a valorar muy positivamente al Consell. Pero, a partir de ahí, el resultado no ha sido el mismo en todos. En unos se ha permitido intervenir a partir de que la base esencial del sistema estaba decidida, como en el caso de la atención farmacéutica. En otros, han participado un número excesivo de entidades y con objetivos poco definidos lo que ha complicado la concreción de los resultados, como en salud mental. En un tercer lugar, se ha hecho un procedimiento que se antoja muy corto para la importancia de las decisiones que hay que tomar, como ha pasado en el nuevo modelo residencial de mayores.
Lo que está claro es que siempre es mejor incorporar las propuestas que hace el sector para cambiar cualquier modelo y, más aún, si funciona. Que las organizaciones se impliquen y vean las ventajas del nuevo sistema siempre ayuda al éxito del mismo, de lo contrario acaban colaborando lo mínimo que obliga la normativa en la implantación lo que muchas veces acaba llevando al fracaso de las medidas que se habían propuesto.
La responsabilidad de la Administración Pública es máxima, son ellos los que deciden que se va a hacer y que no, por ello muchas veces hay que mantener la cabeza fría y averiguar dos cuestiones fundamentales, como afirmaba hace poco Aitor Pérez de Gerokon en un artículo de su blog: Qué necesita verdaderamente la gente y qué podemos realmente hacer con los recursos con los que contamos.
Por eso es muy importante tener un conocimiento muy profundo de los aspectos que se van a modificar, hay que visitar centros y servicios, públicos y privados, escuchar a los trabajadores, profesionales y gerentes pero mejor en su puesto de trabajo que en una mesa de reunión, preguntar porqué se hacen las cosas de una manera y no de otra. Conocer el perfil de las personas que van a recibir el servicio y sus características concretas. Todo ello, sin prejuicios y con la más amplia de las visiones.
En segundo lugar, hay que tener cuidado con generar expectativas excesivas o que no se podrán poner en marcha con los recursos con los que se cuenta. Hay que ser realistas en todo momento, con ilusión y con el convencimiento de que las cosas estarán mejor después que antes. Ese es el objetivo, que se avance en el nivel de atención que se presta actualmente y que sentemos la base de un modelo que pueda mejorar de manera continua con el tiempo. Ya sabemos que lo mejor, muchas veces, es enemigo de lo bueno…
La responsabilidad de las entidades del sector, con la que deben cumplir, es actuar de manera honesta, clara y realista reflejando las posibles contradicciones que se puedan producir, los recursos necesarios para poner en marcha las medidas propuestas, con su coste de oportunidad correspondiente, pero ofreciendo al mismo tiempo propuestas que permitan el cumplimiento de los objetivos que plantea la administración, aportando la experiencia concreta de su trabajo y el resultado que puede dar apostar por una u otra alternativa. Esta actitud genera confianza entre las partes y permite cooperar de manera adecuada en lo que nos importa a todos, mejorar la vida de las personas a las que atendemos